1. Un encuentro misterioso en una carretera de Londres La luz de la luna bañaba London con un resplandor etéreo. Largas sombras se extendían por las calles adoquinadas, creando un fascinante juego de claroscuros. En medio de esta escena encantadora, Walter Hartright, un joven profesor de dibujo, paseaba solo hacia la casa de su madre.Mientras caminaba, su mente divagaba pensando en su próximo trabajo en Cumberland. Era como estar al borde de lo desconocido, emocionante y aterrador a la vez. La apacible tarde se extendía ante él como un lienzo en blanco, esperando ser llenado de nuevas experiencias y aventuras.Justo cuando Walter se perdía en sus ensoñaciones, ocurrió algo que cambiaría el rumbo de su vida para siempre. De la nada, como un espectro que se materializa, una figura surgió de entre las sombras. Era una mujer, vestida completamente de blanco, sus pálidas prendas casi resplandecían bajo la luz lunar.Su tacto era ligero como una pluma, pero a Walter le produjo escalofríos como una descarga eléctrica. Los ojos de la mujer se abrieron de par en par, asustados, como si esperara que el peligro surgiera de cualquier rincón. En voz apenas audible, preguntó cómo llegar a London. La mente de Walter daba vueltas, tratando de encontrarle sentido a este extraño encuentro.La historia de la mujer iba saliendo a trompicones, como si se tratara de armar un rompecabezas al que le faltara la mitad de las piezas. Habló de escapar de algún sitio, aunque nunca especificó de dónde. Sus palabras salían atropelladamente, como si temiera que alguien la silenciara en cualquier momento. Walter se sintió intrigado por su situación, y su curiosidad crecía a cada instante.Como caballero que era, Walter no podía abandonar a su suerte a aquella mujer angustiada. Se ofreció a ayudarla a encontrar un coche de alquiler, mientras su mente bullía con preguntas que no se atrevía a formular. Mientras caminaban juntos, el vestido blanco de la mujer parecía brillar bajo la luz de la luna, dándole un aspecto casi sobrenatural.Justo cuando Walter consiguió llamar a un coche para la misteriosa mujer, algo llamó su atención y le heló la sangre. Dos hombres, con los rostros ocultos por las sombras, registraban la zona con una intensidad que le puso los pelos de punta. Se movían como depredadores al acecho, y Walter no podía evitar la sensación de que la mujer de blanco era su presa.Cuando la mujer se dispuso a subir al coche, se volvió hacia Walter. Su rostro era una mezcla de gratitud y miedo, como el de un animal acorralado que ha encontrado un momento de respiro. Le dio las gracias profusamente y sus palabras salieron atropelladamente.— Cuidado con Sir Percival Glyde — dijo, su voz apenas audible por encima del repiqueteo de los cascos de los caballos sobre el adoquinado.Walter permaneció inmóvil durante un largo instante. El encuentro le pareció surrealista, como un sueño vívido que perdura incluso después de despertar. La advertencia de la mujer resonaba en su mente, una pieza de rompecabezas que no parecía encajar en ningún lugar de su vida. ¿ Quién era Sir Percival Glyde? ¿ Y por qué Walter debía tener cuidado con él?Cuando por fin se dio la vuelta para continuar su camino a casa, Walter no pudo evitar la sensación de que su vida había dado un giro inesperado. La apacible noche londinense parecía ahora llena de sombras y secretos, y Walter se sobresaltaba con cada ruido.A la mañana siguiente, mientras Walter se preparaba para partir hacia Cumberland, los sucesos de la noche anterior seguían pesando en su mente. Hizo las maletas y se despidió de su familia, sin dejar de preguntarse por la mujer de blanco y su misteriosa advertencia.El tren salió de la estación, llevando a Walter hacia su nueva vida en Cumberland. Pero incluso cuando el horizonte de London se desvanecía en la distancia, la imagen de la mujer de blanco permanecía viva en su mente. Era como llevar un secreto que le quemaba por dentro.Mientras el tren avanzaba a toda velocidad, la mente de Walter bullía de expectación e incertidumbre. ¿ Qué le esperaba en Limmeridge House? ¿ Encontraría respuestas al misterio de la mujer de blanco? ¿ O se toparía con algo mucho más peligroso de lo que podía imaginar? El paisaje volaba al otro lado de la ventana, pero Walter apenas se daba cuenta, perdido en sus pensamientos sobre lo que estaba por llegar.
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